27 octubre 2008

La invasión de los ladrones de cuerpos (1956)























Invasion of the body snatchers

EE.UU. / ByN / 80 min.
Director: Don Siegel
Guión: Daniel Mainwairin
Fotografía: Ellsworth Fredericks
Efectos Especiales: Milt Rice y Don Post
Música: Carmen Dragon
Montaje: Robert S. Eisen
Intérpretes: Kevin McCarthy (Miles Bennell), Dana Wynter (Becky Driscoll), King Donovan (Jack Belicec)

En la pequeña y modélica población californiana de Santa Mira, un niño asegura que su madre no es su madre, sino una réplica exacta de la persona que le trajo al mundo. A raíz de esto, el doctor Benell verifica que algunos de los vecinos de tan apacible villa comienzan a transformar sus conductas. Aunque los afectados por esa suerte de neurosis colectiva aumentan, las autoridades locales se niegan a tomar ningún tipo de medida al respecto.

Ésta de Siegel es la única cinta de aquellos años en la que se habla explícitamente de "neurosis colectiva, una histeria colectiva, resultado de la preocupación por la que pasa en el mundo". Eso -en lo que el buen entendedor puede entrever una clara referencia al interés que despierta el comunismo entre los sectores sociales más desfavorecidos y entre las naciones menos desarrolladas- es, según uno de los colegas a los que Benell consulta, lo que está sucediendo en Santa Mira.

Pero ese extraño "humanoide" que, como por arte de magia, yace en una vaina en la mesa de billar de la casa de Jack Belicec, demuestra que detrás del mal que se cierne sobre Santa Mira hay algo mucho más preocupante que un brote de histeria colectiva.

Objeto de un nada despreciable remake en los años 70 (con el título "La invasión de los ultracuerpos"), el film, con un claro tratamiento de cine negro, presagia los futuros logros de Siegel en ese campo. En un papel secundario, el mismísimo Sam Peckinpah, quien, de manera extraoficial, también colaboró en el guión.



14 octubre 2008

Tarántula (1955)


Tarantula

EE.UU. / ByN / 80 min.
Director: Jack Arnold
Guión: Robert M. Fresco y Martin Berkeley
Fotografía: George Robinson
Efectos Especiales: David. S. Horsley
Música: Joseph Gershenson
Montaje: William Morgan
Intérpretes: John Agar (Matt Hastings), Mara Corday (Stephanie Steve Clayton), Leo G. Carroll (Prof. Gerald Deemer), Ross Elliot (Burch), Ed Rand (Nolan), Nestor Paiva (Sheriff Jack Andrews)

Una tarántula escapa del laboratorio del profesor Deemer tras haberle sido suministrado un nutriente sintético, comenzando a crecer y crecer en un desierto cercano, dejando cadáveres por donde pasa.

Clásico del cine de ciencia ficción (bueno, para mi todos son clásicos e imprescindibles), la película fue rodada aprovechando el gran éxito que cosechó el año anterior otro film con "bichitos" como protagonistas, La humanidad en peligro, aunque en esta cinta se juega más con la mayor repulsión que suelen causarnos las arañas, y más si son del tamaño de un zeppelin. Comparada con las demás películas que firmó el director Jack Arnold, tal vez se trate de una película menor, aunque aún así no le faltan aciertos, empezando por la primera aparición de la tarántula en la cinta, cincuenta minutos después de iniciada la proyección. El cartel, por otra parte, presenta dos fallos de cajón, como son los dos ojos de la tarántula (en vez de los ocho que tienen) y que aparece con una mujer en sus colmillos (escena que no aparece en la película).

Los efectos especiales, tanto de los animales gigantes como del desafortunado científico deforme, son bastante avanzados para la época, realizados con animales reales (incluyendo el conejo y el conejillo de indias del laboratorio del profesor Deemer) que se utilizan para representar a las criaturas gigantes. Una verdadera araña también se utilizó para las tomas donde aparecía el monstruo, resultando mucho más convincente que las hormigas gigantes de La humanidad en peligro.

Como curiosidad, mencionar el pequeño papel que realizó al final de la cinta un joven actor que comenzaba en la industria por aquellos años, y que posteriormente se convertiría en uno de los grandes actores y directores de Hollywood, al que solamente se le ven los ojos mientras pilota uno de los aviones que atacan "sin perdón" a la araña (con esta pista ya sabréis de quien se trata).